lunes, 29 de enero de 2007

LA CALLE ES DE TODOS

“LA CALLE ES DE TODOS “

“La calle es mía”, decía un vetusto político de cuyo nombre no quiero acordarme, no sólo por hacer un homenaje implícito a Cervantes, sino, sobre todo, por no hacerle publicidad gratuita.
Pues bien, estará el lector de acuerdo en que la calle no es suya, ni tampoco mía, sino de todos, de todos los vecinos que la pueblan y la disfrutan. Y, precisamente, de eso se trata, del disfrute colectivo de las calles cordobesas. Con ese ánimo gozoso un grupo de vecinos se ha lanzado a ensanchar las fiestas del Mayo cordobés, dispuestos a sacar los patios al exterior, es decir, a cubrir de primavera los retazos azul celeste que se asoman a cada calle. Sin embargo, no se pretende tapar las calles, sino de un juego más sutil, de semiocultar y desvelar, de una escenografía de claroscuros, en la que el sol primaveral quedará tamizado por largas bandas de tela pintada, mediante las cuales se proyectarán sombras policromas en los adoquines y en los muros, de tal suerte que, tal vez, el paseante, sentirá la emoción de los tiempos en que acababa de inventar el cine.
Y en la proyectada escenografía urbana todos y todas pintamos algo: unos seremos satisfechos espectadores y fruidores, otros han sido los artífices e impulsores. El resultado lo veremos colgado en lo alto de la calle Imágenes en los primeros días de mayo, pero la labor de preparación también ha sido una especie de fiesta colectiva, puesto que en el Colegio Público López Diéguez, ayer domingo 18 de abril, un nutrido grupo de vecinos de todas las edades -convocados por Goval un profesor de la Escuela de Arte Dramático- se citaron para pintar las telas. La mayoría llevaba sus bocetos preparatorios y, allí, a la sombra del arbolado del colegio, unos con pinceles, otros con botes de spray, algunos con rodillos, con técnicas tan variadas como el pochoir (o estampillado) o el dripping (o goteo) e, incluso, con los dedos o con las manos han repleto de colores florales las pancartas que, más tarde, serán colgadas en lo más alto.
Lejos de mi intención el romper el misterio, ni quitar el factor sorpresa; sin embargo, no debe el lector suponer que encontrará pintadas florecillas adocenadas y vulgares. Baste con anticipar que unas pancartas son de una figuración atrevida, otras casi abstractas, algunas cabría calificarlas de naives, ingenuas, primitivistas, otras de hiperrealistas, neo-pop o neo-fauvistas e, incluso, alguna tela participa de la estética hip-hop practicada por los grafiteros más creativos, puesto que, en lugar de pintar flores o tallos, han rotulado el nombre de alguna de ellas, al tiempo que las letras eran regadas por un nube de gotas acuosas.
En resumidas cuentas, es una fiesta de la creatividad y de la deseable diversidad, que este año surge como una invitación, como una experiencia pionera. Espera ros se extienda a otras calles y barrios de nuestro casco urbano y que, de esta manera, el Mayo de Córdoba se vea renovado y reverdecido.

Gloria Álvarez de Prada.
Doctora en historia del arte y Catedrática del IES “La Fuensanta”

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